A pesar de las profundas diferencias, ambos comparten un oscuro vínculo: el dolor.
En la encrucijada de sus almas, rige la divergencia más profunda.
Los villanos, en su resentimiento, emiten su promesa: "El mundo me ha herido, y en respuesta, heriré al mundo con la misma crueldad."
En contraste, los héroes extraen de su propio tormento otra promesa: "El mundo me ha herido, y usaré mi dolor como un escudo para que nadie más deba sufrir como yo lo he hecho."
Así, los héroes transforman su dolor en un faro de esperanza, mientras que los villanos son consumidos por él, atravesados por su propia oscuridad.
Esto me lleva a una reflexión: los héroes ocultan en su interior una polaridad negativa, un lado oscuro que reprimen tanto como los villanos.
En este sentido, el deber de los héroes consiste en reconocer y comprender su otra cara, una dualidad que a veces se manifiesta de manera opuesta, como la relación entre Batman y el Joker, o entre Goku y Freezer, etcétera.
Convirtiéndolos, en quienes no otorgan segundas oportunidades y no tienen contemplación con los que no lo valoran.
Trabajar en esta polaridad no significa abandonar su papel de héroe, sino más bien buscar el equilibrio entre ambas fuerzas internas y así abandonar la pesada capa que los aprisiona.
