21 de marzo de 2011

La pausa

Cada vez que ella me sonríe, se paraliza el universo. Durante ese instante breve, que me parece infinito, todo el paisaje permanece inmóvil y silencioso. Los pájaros quedan flotando estáticos en el aire, la lluvia detiene su caída imprevistamente, y las agujas de los relojes se interrumpen.

Solamente unos latidos atrevidos combaten esa pausa. Como si fuera capaz de escucharlos, ella me retribuye con esa mirada y me dice: “¿Donde estabas?”. Y entonces el mundo, que quizás nunca estuvo detenido, parece retomar su curso repentinamente.

1 comentario:

Georgina dijo...

a veces pareces humano, otras veces son tan irreal y frio...
y en todas esas formas te quiero tanto que me lastimo.
Abrazo eterno Andres, para siempre!